En 1885, John Henry George Lee, mejor conocido como John ‘Babbacombe’ Lee, fue acusado del asesinato de Emma Keyse, la mujer de quien él era empleado. A pesar de que él se declaraba inocente, se le condenó a la horca.
Como era normal, la trampilla de la horca fue probada por el verdugo James Berry, antes de la ejecución. La trampilla funcionaba correctamente, pero al colocar a Lee, la trampilla falló. En un segundo intento se vuelve a probar la trampilla y funciona, pero al colocar a Lee ésta vuelve a fallar. En el tercer intento ocurrió lo mismo, la trampilla fallaba cuando se colocaba al condenado, y no podía ser ahorcado. Ante esto, la pena fue cambiada a cadena perpetua.